Mucho ha dicho Andrés Manuel López Obrador que por el bien de México primero los pobres; igualmente se ha jactado de decir que jamás en la historia reciente de México se había invertido tanto en apoyar a los más necesitados, jamás se habían dado tantas becas, etcétera. El jefe del Ejecutivo, a más de dos años de haber tomado las riendas del país por mandato de la mayoría del pueblo, no ha dejado en claro cuál será la agenda para combatir el racismo, la discriminación, la agresión a los migrantes y mucho menos ha querido garantizar los Derechos Humanos de la comunidad LGBTIQ+, y lo que es peor, aún le aterra que le pregunten en sus mañaneras sobre la despenalización del aborto.
Sí, López Obrador le ha quedado debiendo a la misma 4T que tanta «esperanza» dio a quienes oyeron hasta el cansancio las promesas de candidatos a diversos cargos de elección popular en aquel 2018.
Los temas expuestos en líneas anteriores son «escabrosos» para un sector de los diputados de la coalición Juntos Haremos Historia y simplemente no les son prioritarios como dijera el siempre «bien portado» político (o convenenciero) Ricardo Monsreal quien ha saltado de curul en curul y de partido en partido, eso sí, hay que decirlo, siempre enarbolado por las ideas de lo que queda de la antigua izquierda mexicana.
Al estilo de los Gobiernos de extrema izquierda, López Obrador no se ha puesto la bandera colorida (o del arcoiris), ni el pañuelo verde, mucho menos una calcomanía antiyanqui (que sí se han puesto los otros Gobiernos de izquierda). Por el contrario, en temas migratorios deja mucho qué desear y su visita a los EEUU en semanas pasadas es un signo de que el mandatario de México tiene más en común con Donald Trump que con Benito Juárez o Francisco Ignacio Madero.
Pero, ¿qué línea política tiene el gobierno de López Obrador? ¿Es patriarcal? ¿Es transformista? ¿Es progresista? ¿Es un megalómano con tendencias de dictador? ¿Es de izquierda? ¿Es de derecha? Serán las interrogantes que iremos tratando de responder en nuestras siguientes entregas.
Mientras tanto, cabe decir que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no es perfecto y dista mucho de ser el cambio verdadero; la actual administración pública si bien no está plagada de corruptos, las antiguas prácticas han estado apareciendo a lo largo de los meses.
Con todo y sus errores, estoy seguro de ello, la 4T debe ir y ésta debe ser protagonizada por el pueblo de México: ricos, pobres y miserables; políticos, servidores públicos, intelectuales (orgánicos e inorgánicos), creadores de arte, empresarios, nuestros queridos indígenas, nuestros amados campesinos y nuestros orgullosos migrantes.
(continuará…)
